Cómo vivir los cambios y no desfallecer en el intento
- anacataosorio
- 8 dic 2019
- 3 Min. de lectura
Durante mucho tiempo me ha hecho sentido la frase "lo único permanente es el cambio", hoy, tras algunos días de reflexión, reflexión y reflexión, producto de un retiro sobre la impermanencia de la vida, lo interpreto un poco diferente: el cambio mismo carece de permanencia ¡es arrítmico!

Si has observado los árboles en otoño habrás notado frente al cambio de color en sus hojas que, en algunos es paulatino, lento, casi imperceptible de un día a otro; mientras otros parecieran mudar de traje de la noche a la mañana. Como cuando estabas en la escuela y tras dos meses de vacaciones, tus amigos ya no eran los de siempre; su voz, su estatura, sus maneras eran diferentes, parecían haber crecido en unas semanas lo que se habían guardado por meses.
Hasta aquí, nada nuevo, todos seguramente hemos notado que vivimos tan acostumbrados al cambio que no lo percibimos... ¡hasta que éste cambia de ritmo! Y las cosas parecen haberse transformado de repente: una enfermedad, la muerte, un cambio laboral no planeado, una separación.
Así que en realidad no le tememos al #cambio, pues él hace parte de nuestra cotidianidad. Me atrevo a decir que lo que nos asusta realmente es no estar preparados para danzar con sus ritmos.
Como un bailarín se entrena para la danza, ¿podemos nosotros entrenarnos para danzar con el cambio? Estoy segura de que sí y estas son algunas acciones que contribuyen a hacerlo:
Vive aquí y ahora: cuando soltamos el pasado, sobre todo cuando soltamos las expectativas del futuro, abrazamos el presente, sin inquietarnos por lo que pasó o pasará; hazte consciente de cada instante que estás viviendo, de cada paso, cada sabor, cada respiración, cada sensación, que la vida no se te vaya esperando el mejor momento, pues el mejor momento es ahora, no existe otro.
Haz de los cambios tu rutina: Que el cambio no te coja desprevenido, adelántate a él haciéndolo parte de tu vida; cambia la ruta de tu casa al trabajo, prueba una nueva comida, usa colores nuevos en tu ropa, escribe con la mano contraria a la que estás habituado, visita nuevos lugares dentro de tu ciudad, cambia la forma como haces tu trabajo, sal con distintos amigos, cambia de canal y escucha música diferente.
Aprende cosas nuevas: Mantener nuestra mente y nuestro cuerpo activos con nuevos aprendizajes, además de ampliar el panorama de nuestra vida, nos prepara para lo desconocido, que al final es simplemente un nuevo escenario de aprendizaje; por lo tanto, conoce nuevas personas cada día o algo nuevo de aquellos que ya conoces, lee libros de diferentes géneros, escucha nueva música, aprende un arte, desarrolla una habilidad, disfruta un juego que no conozcas, aprenda a usar una app o un programa nuevo.
Agradece para generarte bienestar: si bien el cambio es inevitable, aceptarlo es abrazarlo con amor, y la mejor manera de hacerlo es #agradecer siempre que te sea posible su presencia y sus lecciones; rechazarlo, ignorarlo y no darle valor, es decir, negar sus enseñanzas es el camino más directo para que la vida te traiga de vuelta dicha lección.
Como yo aún estoy aprendiendo, esta lista de pequeñas y poderosas acciones está inconclusa, así que te invito a dejarnos las tuyas en los comentarios. Recuerda que el amor siempre nos traza el camino correcto, incluso cuando los cambios parecen, en principio, no gustarnos.
Commentaires